sábado, 17 de marzo de 2018

Cambio climático y género


Una investigación coordinada por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales concluye que favorecer la incorporación de las mujeres y otros colectivos desfavorecidos a la toma de decisiones sobre la gestión de recursos naturales hace más eficaz afrontar las crisis ecológicas y el cambio climático. Esta ha sido la primera ocasión en la que se ha relacionado la desigualdad de género con problemas ambientales como el cambio climático.

En los diferentes casos estudiados, concretamente nueve alrededor del mundo, pudieron comprobar que cuanto más equitativa era la división del trabajo y más involucradas estaban las mujeres en la toma de decisiones, la relación de poder en la gestión de los diferentes recursos del medio y el acceso al saber, mejor respondían a los cambios ambientales que sufrían.

Un mismo problema visto desde perspectivas diferentes puede parecer completamente distinto y ver muy obvia o todo lo contrario su solución; hablando de medio ambiente sucede exactamente lo mismo. Empoderando a mujeres y eliminando las diferencias en cuanto a distintos elementos de discriminación como es el género y también la edad, la posición social y la educación educación entre otras, estaremos habriéndonos camino hacia esas soluciones como bien ha quedado demostrado en el presente estudio. 

Yaiza Cela Ferro




Por primeira vez, fíxose un estudo que relaciona a problemática medioambiental cos problemas da desigualdade de xénero.

Este estudo, basándose en diversas investigacións, demostran que a desigualdade de xénero entre homes e mulleres é un obstáculo para facer fronte aos problemas medioambientais como o cambio climático. A relación que existente básase en que, canta maior equidade existe entre os roles e a división do traballo, mellor responden estes colectivos aos cambios ou crises ambientais. Tamén se teñen en conta outros factores como o acceso á educación, a posición socioeconómica, a etnia, etc. As mulleres que non teñen un papel importante no seu grupo, non teñen acceso á educación nin as institución locais, non poden formar parte das decisións que se toman nestes casos de crise. está demostrado que colaborar conxuntamente para esta toma de decisións, é beneficioso nos resultados que se obteñen xa que non pensan nin actúan igual os homes e mulleres e polo tanto, diferentes puntos de vista provocan unha mellor solución.

Nesta investigación, compararon diversos grupos sociais, demostrándose que naqueles nos que as mulleres tiñan un papel de axente activo, eran máis eficientes para afrontar calquera cambio.

Polo tanto, lograr o empoderamento feminino e doutros colectivos desfavorecidos, é unha ferramenta clave e necesaria para loitar contra a desastre ambiental e para adaptarse aos cambios que se están a producir que, de non atoparse unha solución axeitada, pode acabar por destruir o noso entorno a nivel global.


Laura Amado Dourado





Actualmente, vivimos en una sociedad patriarcal, capitalista y heteronormativa cargada de xenofobia y racismo, la cual defiende un discurso normativo y prescriptivo de la identidad enmascarado de falsa igualdad. Esta sociedad, concebida por muchos/as como “inclusiva”, desprecia y discrimina a todo ser humano considerado diferente al hegemónico, ya sea por razones de orientación sexual (homoxesuales, bisexuales, asexuales...), género (las mujeres), etnia (musulmanes/as, gitanos/as...), etc.

Con la huelga celebrada el día 8 de marzo de este año, 2018, las mujeres hemos salido a las calles manifestándonos en pro de una verdadera igualdad y paridad laboral, enmascarada hoy en día por un “espejismo de la igualdad”, como diría la gran filósofa feminista Amelia Valcárcel. Por ello, es evidente que la necesidad de una igualdad, sobre todo de género, repercute en diversos ámbitos y aspectos de la vida y, las tres noticias que ha colgado en faitic el profesor Ángel Dorrio, lo confirman, mostrando cómo la mujer desempeña un papel fundamental en el cambio climático.

Estas noticias hablan sobre un estudio, el primero que aborda cuestiones de cambio ambiental global desde una perspectiva feminista y multidisciplinar, que relaciona los cambios climáticos y ambientales con las desigualdades de género. Dicha investigación ha sido publicada y coordinada conjuntamente por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Basque Centre for Climate Change (BC3) en el País Vasco y la Universidad Leuphana de Lüneburg de Alemania.

Este estudio da a conocer las diversas distinciones que se producen entre hombres y mujeres con respecto a la concepción del cambio climático, sosteniendo que las respuestas de los hombres y las mujeres a los problemas medioambientales son diferentes y, que si ambos géneros tuvieran las mismas oportunidades y derechos, podrían trabajar al mismo nivel y se enfrentarían mejor a estos problemas. Para avalar lo anterior, en dicha investigación, se recogen nueve casos de estudio internacional sobre distintas sociedades y ecosistemas que evidencian que el cambio climático se afrontará con más éxito, si las poblaciones son más igualitarias y se tiene en cuenta en la toma de decisiones a las mujeres.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, queda claro que cuanto más equitativa sea la división del trabajo, los roles que las mujeres desempeñan en la toma de decisiones, las relaciones de poder en la gestión de recursos naturales y el acceso al conocimiento, mejor se podrá responder a los cambios ambientales existentes. Por tanto, la incorporación de las mujeres supondría una visión más equitativa y se podrían llevar, de manera conjunta, estrategias más eficaces para la crisis ecológica y el cambio climático.

Además, Federica Ravera, investigadora del CREAF de Barcelona y coordinadora principal de la publicación de esta investigación en la revista “Ambio”, evidencia como no solo el género explica las desigualdades y las respuestas a estos cambios puesto que cada grupo social, ya sea por costumbre o cultura, afronta de manera distinta los cambios climáticos y ambientales. Por ello, es necesaria una consideración de la interacción del género con otros elementos de discriminación como la edad, la etnia, la educación, las discapacidades o la sexualidad. Esto último, evidencia la necesidad de un empoderamiento no solo de la mujer sino también del resto de grupos sociales discriminados.

Como conclusión, la educación ambiental es el camino para la concienciación y sensibilización del medio ambiente y, como tal, debe implicar un proceso educativo interdisciplinar a través del cual se aborden las temáticas de forma transversal, puesto que no podemos educar para un desenvolvimiento sostenible sino tenemos en cuenta la educación en valores, el feminismo o la educación para la paz y la interculturalidad. ¿Cómo vamos a formar a personas comprometidas con el medio si son machistas y racistas?

Por tanto, hablar de educación ambiental y para el desenvolvimiento sostenible implica también hablar de valores, paz y feminismo.

Noemí Castelo Veiga



Noticias sobre el estudio:

 

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